En los últimos años ha cobrado relevancia la incógnita en cuanto a si los beneficios de la Inteligencia Artificial son mayores al bien común que las repercusiones que pueda traer. Si anteriormente películas como Terminator describían una nueva era controlada totalmente por robots en contra del ser humano como depredador del planeta, hoy la amenaza la percibimos menor pero más cercana y real en la desaparición de puestos de trabajo que pueden ser ocupados totalmente y desempeñados de mejor manera por robots.
En su libro “Sálvese quien pueda” Andrés Oppenheimer estudia en diversas industrias cómo se está presentando el cambio. Como restaurantes y hoteles que prescinden totalmente del trato por parte de humanos con huéspedes y comensales, atendidos de principio a fin por uno o varios robots. Consultas y/o recetas, impartición de clases a estudiantes, trámites e incluso juicios que pueden ser realizados con inteligencia artificial sin intervención humana del respectivo profesional. Soldados, almacenistas, cajeros, choferes y un largo etc.
Pero el agobio ante la situación surge si volteamos a ver el mundo conocido sin tomar en cuenta el mundo que debemos crear. Esto hace que recobre y tome fuerza la importancia de desarrollar la creatividad. Por una parte porque serán los puestos que exijan un alto nivel de creatividad los que se mantendrán vigentes para ocupación exclusiva de los seres humanos. La programación, el mantenimiento en óptimas condiciones, las mejoras son actividades que verán incrementada su necesidad.
Por otra parte, porque necesitamos encontrar nuevos medios de sustento a partir de estos cambios. Abramos los ojos a que son muchas las oportunidades creadas con la implementación de IA, por ejemplo facilita la inclusión. Una persona carente de facultades por alguna discapacidad puede potenciar sus otras capacidades a través de IA e integrarse al mercado laboral de igual o mejor manera.
No debemos perder el enfoque positivo y aceptar que todo esto debe tomarse como un incentivo más que los seres humanos necesitamos para evolucionar y salir de nuestra zona de confort. El desarrollo es un camino constante y si no lo buscamos las circunstancias nos lo exigen.
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